Hay días en los que la prensa se supera y enseña todo su muestrario empujado por esa estúpida realidad en la que habitamos. Hoy, Calatrava, Ana Botella y mi querido pueblo, Santiago de Compostela, son su fuente de inspiración.
El
genial Calatrava ha cobrado de la Generalitat o Generositat, no
recuerdo el nombre con precisión, la “modesta” suma, en sus
propias palabras, de 100 milloncejos de eurillos, por diversos
trabajos a lo largo de 20 años, ya que les hacía descuento.
Probablemente esa pequeña cantidad se debe a que no trabajaba con
dedicación exclusiva y mientras tanto hacía horas extra,
fundamentalmente haciendo puentes, pero sin desdeñar las estaciones,
estadios, centros de convenciones, palacios de congresos, torres de
comunicaciones, auditorios y otros pequeños trabajillos que no le
restaban mucho tiempo y que no diseñaba por motivos altruistas dado
sus dificultades para llegar a fin de mes. Doy fe de que hacía
muchas horas extra porque he visto tantos puentes suyos que cuando
llego a una nueva ciudad me siento vacío si el horizonte no se ve
embellecido con uno. He pensado en proponerle hacer un puente “pret
a porter”, disponible para centros comerciales, y así estar tan
presente en nuestro imaginario como esas tiendas de Zara, H&M,
Mango, Bata, Hugo Boss... que no faltan en ningún templo del consumo
que se precie. Los tiempos han cambiado y ahora se hacen ricos los
artistas mientras los banqueros se hunden en la miseria. Quizá se
han equivocado de profesión y Calatrava debería gestionar Bankia
mientras Blesa o Rato pintan los frescos de la Almudena, no olvidemos
que el gran Michelangelo ya era conocido por su avaricia.
En
Santiago de Compostela, sin que tenga nada que ver con los recortes,
dicen, se empezará con el nuevo protocolo de revisiones oncológicas
que retrasan y disminuyen las citas de los pacientes con cáncer. Lo
curioso del caso es que los pacientes están de enhorabuena y en
realidad han recibido una buena noticia. Es una medida que va en
contra de la abrumadora medicalización y hospitalitis
artificialmente generados en los últimos años, fuente de más
problemas que el denostado colesterol. Lástima que se deba a los
imaginativos recortes y no al sentido común. Con un poco de suerte
pronto elevaremos las cifras de colesterol para ser considerado
patológico, dejaremos de endilgarle un “protector gástrico” a
todo el que entra en una consulta y de recomendar inútiles complejos
vitamínicos y suplementos dietéticos a pacientes adecuadamente
alimentados y sin trastornos digestivos ni impedimento para la
alimentación oral. Y aún habrá quien diga después que la
austeridad no es buena.
Ana
Botella ha estado jugando a la ruleta en Eurovegas y le ha salido la
B de basurero, así que ha decidido enviar al paro a unos cuantos y
eso que no los paga ella sino los impuestos de los ciudadanos. A
partir de ahora la recogida de basuras la tendrá el barrio que saque
la carta más alta. No sé si Adelson estará de acuerdo ya que me
han dicho que es un señor muy limpio o tal vez, junto a la botella y
los naipes, les de una segunda oportunidad laboral a los nuevos
desocupados reciclándolos (el contenedor dorado) como croupiers o
enviándolos a El Escorial, lugar de apropiado nombre para esos
pobres diablos que no tenían nada mejor que hacer que regodearse en
nuestra mierda, y donde con un poco de suerte se les aparecerá la
Virgen y les enseñará el buen camino.
Mi
confusión es manifiesta, ya no sé si la solución de nuestros males
es acumular basura, acudir al casino, construir puentes o no ir al
oncólogo. Tal vez el inagotable ingenio de Calatrava pueda construir
un hospital con unas toneladas de euros a cambio de unos millones de
basura y eliminar así mi existencial angustia.
NOTA:
con esos modestos 100 millones de euros que se ha llevado el
inigualable Calatrava se hubiesen pagado los sueldos de 20 años de
todos los médicos especialistas de un hospital de 250 camas,
suficientes para atender a una población de 200.000 habitantes, y de
los empleados de la limpieza que lo mantendrían como los chorros de
oro. Y todos ellos con dedicación exclusiva y manteniendo la
atención pública las 24 horas de los 365 días del año. Eso sí,
estos curritos son mucho menos vistosos que la Ciutat de las Arts. De
las arts de enriquecerse.
La basura ya la tenemos, pero lleva traje y corbata y ocupan puestos en congreso, senado, diputaciones, alcaldias, etc, etc. Y esta basura se vende al mejor postor, siempre y cuando haya reparto de beneficios.
ResponderEliminarQue mas da un hospital mas o un hospital menos, ande yo caliente, riase la gente
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUn artículo que bien merecería figurar en los medios de prensa de mayor tirada en España. Conciso y digno de la pluma de nuestros más reputos periodistas y escritores, muy contado por desgracia, en este país. ¡Felicidades porque su valía como profesional va acorde con su dominio de la escritura!
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